Parece que los autos con celdas de combustible de hidrógeno están tardando más de lo esperado en popularizarse. El motivo principal es la escasa disponibilidad y el poco crecimiento de la infraestructura de recarga, lo que ha hecho que sus potenciales clientes hayan dudado en adoptar la tecnología.
No obstante, la promesa de un vehículo que genera constantemente su propia electricidad sin necesidad de almacenarla en una pesada batería, es demasiado buena para dejarla a un lado. Lo anterior es más tentador aún cuando se toma en cuenta que las únicas emisiones de esta tecnología es agua pura.
Toyota continua explorando las diversas maneras de utilizar las celdas de combustible como fuente de electricidad para sus futuros automóviles híbridos e híbridos enchufables, lo cual no solo los haría más limpios aún, sino que también serían más livianos ya que no usarían baterías, y en consecuencia mucho más eficientes.
Lo anterior no quiere decir que Toyota vaya a abandonar al Mirai, su vehículo eléctrico alimentado por celdas de combustible. Por el contrario, un reporte de Automotive News Europe, indica que Takeshi Uchiyamada, presidente de la junta directiva de Toyota, confirmó la segunda generación del modelo para el próximo año, en una conferencia sobre energía de hidrógeno efectuada en la ciudad de Tokio.
La decepcionante lentitud con que se está desplegando la tecnología ha impedido el abaratamiento de sus costos de producción. Un Mirai tiene un valor aproximado de $58,500 en los Estados Unidos y según un reporte de Digital Trends, Toyota cree que será hasta después de 10 años cuando finalmente los precios se equiparen a los de los autos híbridos regulares.
El hecho de que Toyota planee extender el uso de la tecnología más allá del Mirai, podría ayudar a acelerar la estabilización de su costo. Incluso la marca planea utilizar celdas de combustible para proveer de energía a sus fábricas, ya que afirma que la tecnología es estable, altamente eficiente y muy duradera.
Toyota señala que este proyecto es uno de los muchos que se aplican a su Reto Ambiental 2050, que apunta a plantas de producción sin emisiones de CO2. Según los datos de 2018 en sus sitios de fabricación, la planta de Honsha tiene un total de emisiones anuales de CO2 de 62,500 toneladas, no extraordinariamente altas en comparación con otras plantas de la compañía pero que con el uso de las celdas de combustible ayudaría a minimizar su impacto en el medio ambiente.
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