Entregar la tecnología que el mercado pide en cada momento… Ese es el mantra que Toyota lleva repitiendo día tras día en los últimos meses. Una línea estratégica con la que, por supuesto, también hacen sus previsiones para decidir en qué invierten su dinero. Y entre sus inversiones no pasa, desde luego, el auto eléctrico.
Al menos, no pasa exclusivamente por el modelo eléctrico. La compañía hace tiempo que viene probando con el hidrógeno (tanto en pila de combustible como quemándolo en un motor de combustión) y se plantea que esta tecnología será clave en un mercado como el europeo, donde se anticipa la prohibición de vender motores de combustión que no sean neutros en carbono.
De igual modo, hace tiempo que apuestan por el híbrido (tanto enchufable como no enchufable) como una estrategia válida a largo plazo. Sus previsiones, aseguran, adelantan que apenas uno de cada tres vehículos que demandarán los clientes será completamente eléctrico.
Este enfoque global ha llevado a la compañía a rehacer sus cuentas. Con el auto eléctrico enfriando su crecimiento y ante un descenso en la demanda global de vehículos, Toyota ya adelanta que si tiene que hacer sacrificios los hará en esta última tecnología aunque no estén convencidos en ello.
Aunque en Europa se pueda pecar de tener una visión demasiado centrada en este continente, Toyota piensa a nivel mundial cuando da el visto bueno a sus estrategias. Y en su estrategia tiene en cuenta a Europa, por supuesto, pero también a China y principalmente los Estados Unidos.
Y en ambos mercados, los caminos son completamente opuestos. Las ventas de Toyota en China se han desplomado en los últimos meses. El mercado chino está decidido a hacer del vehículo eléctrico su bandera y la compañía nipona apenas vende unos pocos modelos en ese país en colaboración con BYD ya que esta alianza es la única manera posible de poder ofrecer sus modelos localmente.
Esta decisión le está costando ventas, como también le está sucediendo a algunos fabricantes europeos, ya que el mercado parece estar mucho más interesado en los productores locales, las compañías de nuevo nacimiento y, sobre todo, en automóviles muy llamativos que lo apuestan todo al software y el infoentretenimiento.
En Europa, la demanda de modelos eléctricos sigue creciendo pero la tendencia dice que éste se está enfriando. Es lógico, teniendo en cuenta que algunos expertos opinan que los potenciales clientes pueden estar retrasando la compra a la espera de la llegada de nuevos modelos más asequibles y con una mayor autonomía.
Y en Estados Unidos, Toyota ha visto cómo las ventas de sus híbridos se disparaban recientemente. Las cifras de entregas de este tipo de tecnología consiguieron, de hecho, que las ventas aumentaran ligeramente a nivel mundial (0,7% de crecimiento) después de meses de caídas continuadas, lastrados por el descenso en las ventas de China y una menor producción como consecuencia del escándalo en las pruebas de seguridad que ha afectado a 14 modelos diferentes y que ha provocado la parada temporal de su producción.
El contexto mundial ha llevado a Toyota a recalcular sus previsiones de ventas, asegurando que la compañía reducirá la producción de sus autos eléctricos un 33% en 2026, según el medio Nikkei. La noticia llega acompañada de los anuncios de otros fabricantes, que han ido replanteándose sus inversiones a corto plazo en la producción de eléctricos, dando mayor protagonismo a los híbridos.
Con todo, habrá que esperar para conocer si Toyota no revisará todavía más sus previsiones. Sus planes para 2026 pasaban por producir 1,5 millones de autos eléctricos. Con sus nuevas cuentas, deberían situarse en el millón de unidades. En 2023, sin embargo, apenas colocaron poco más de 100.000 modelos eléctricos en el mercado.
Y, pese a todo, la compañía se defiende asegurando que sus cifras no se corresponden con “objetivos” y sí hablan de una hoja de ruta para los próximos años. Esta hoja de ruta no se ha movido a medio plazo y eso significa que la compañía sigue teniendo la intención de producir 3,5 millones de vehículos eléctricos en 2030, anunciado por Reuters.
Toyota hace tiempo que lleva asegurando que la venta de grandes volúmenes de eléctricos seguirá siendo algo que tarde en llegar. De hecho, ha asegurado que dedicar una mayor inversión a su desarrollo a corto plazo es “desperdiciarlo”. En su horizonte está la idea de ganar impulso con las baterías de estado sólido, la gran promesa de la industria para vender vehículos con enormes autonomías.