Toyota confirmó esta semana la construcción de una planta de producción de baterías eléctricas en Carolina del Norte con la que da un paso más en su camino hacia la electrificación de su flota en el mercado norteamericano. La inversión rondará los 1.300 millones de dólares y ayudará a crear 1.750 puestos de trabajo en la localidad rural de Greensboro.
Al final, pesaron mucho los 435 millones de dólares de incentivos a 20 años por parte de las autoridades locales, en un negocio que supondrá una importante inyección de empleo y capital para uno de los Estados del sureste del país que aún no contaba con una fábrica de producción de baterías para modelos eléctricos. De acuerdo a miembros del gobierno de Carolina del Norte, la media salarial de los empleos creados estará en torno a los 62.000 dólares anuales.
Toyota confía en que la fábrica sea capaz de generar alrededor de 200.000 baterías para equipar autos eléctricos e híbridos cuando comience la producción alrededor de 2025, con planes de expandir la producción hasta 1,2 millones de baterías para vehículos por año.
La planta, que estará alimentada por energías renovables, es parte de la estrategia de la compañía de contar con fábricas en Estados Unidos para esquivar los cuellos de botella logísticos en Asia que han avivado la escasez de chips. “Hoy marca el comienzo de una sociedad mutuamente beneficiosa con el estado del tacón de alquitrán (el apodo con el que se conoce a Carolina del Norte) mientras nos embarcamos en un viaje para lograr la neutralidad de carbono y brindar movilidad para todos”, señaló el consejero delegado de Toyota en Norteamérica, Ted Ogawa.
Supone también un cambio de estrategia por parte de unos los mayores fabricantes escépticos de la transición hacia los modelos eléctricos, una de las pocas marcas en no contar con un modelo a pilas a la venta entre su flota. La puesta en marcha de una gran planta de producción de baterías confirma la urgencia de Toyota por sumarse a la tendencia global.