Toyota ha presentado la nueva versión de su robot de baloncesto más carismático. El CUE3 deja paso a su sucesor, el CUE4, que seguirá deleitando a los espectadores de los partidos con sus habilidades. El desarrollo de este robot lo están llevando a cabo un grupo de empleados de Toyota que han emprendido este proyecto al margen de sus tareas habituales y que están experimentando una nueva forma de trabajar que en un futuro podría aplicarse a más campos dentro de la compañía.
A la hora de crear el robot, Toyota ha estado probando una nueva forma de organizar los equipos que pretende animar a sus empleados encargándoles tareas que les generen motivación. Se trata de juntar a un grupo pequeño de trabajadores para que desarrollen una tarea que les interese en un periodo corto de tiempo. De esta forma, los miembros que participan en el proyecto tienen que desarrollar su creatividad y aprender nuevos conocimientos, que después podrán aplicar en su puesto habitual de trabajo.
Toyota pone al trabajador en el centro de todos sus procesos y, por ello, tiene como objetivo crear puestos de trabajo cada vez mejores. Al apartar al trabajador de sus tareas habituales y encargarle una tarea urgente, tienen que adaptarse rápidamente a ese nuevo ambiente de trabajo, incrementando su motivación para aprender cosas nuevas y buscando nuevos recursos para poder superar el reto que se le plantea, algo que después trasladarán a sus tareas habituales, mejorando y optimizando su forma de llevarlas a cabo.
Con el desarrollo de este robot capaz de encestar igual o mejor que un jugador profesional de baloncesto, la compañía intenta transmitir el monozukuri, es decir, la alegría de crear algo. Tanto los empleados que han participado del proyecto como sus compañeros se sienten orgullosos del resultado de su esfuerzo, reforzando así el sentimiento de pertenencia a un equipo.
Una estrella del baloncesto
El CUE es un robot con la envergadura de un jugador de baloncesto profesional capaz de encestar con gran agilidad y previsión desde la línea de tiros libres y triples. Para conseguir que sus tiros sean perfectos, el robot calcula la distancia que lo separa de la red y calcula la fuerza y el recorrido idóneo para que el balón entre limpio. Lleva instalada una cámara y una serie de sensores en su parte frontal para detectar dónde está la canasta y su técnica se ha ido perfeccionando gracias a la constante evolución que ha tenido su software.
El prototipo original que nació como un proyecto de ocio desarrollado por los ingenieros del Frontier Research Center de Toyota en su tiempo libre. En la actualidad se ha convertido en uno de los robots insignia de Toyota porque demuestra el potencial que tiene la robótica y la inteligencia artificial, aplicable también para otros propósitos como soluciones de movilidad que proporcionen libertad de movimiento para todo el mundo.