La electrificación del automóvil se ha convertido en un paso difícil de dar no sólo para los compradores y conductores, también para los grandes fabricantes que tampoco lo están pasando especialmente bien con los cambios tan rápidos que marca el mercado en la actualidad. Basta con ver la caída brutal de ventas que han sufrido en casi todos los mercados, que aunque tratan de maquillar con crecimiento de rentabilidad, se ha convertido en un problema que pone sobre la mesa la viabilidad futura de muchas marcas.
Problemas de viabilidad
Las inversiones gigantescas en I+D no se está viendo acompañada de un crecimiento en ventas por parte de los compradores, que mayoritariamente siguen mirando con recelo a los autos electrificados y confiando en los motores térmicos gasolina o diésel.
En paralelo, los fabricantes ya se están encontrando con los primeras síntomas de escasez de determinadas materias primas en el mercado mundial, minerales como el litio o el níquel que son necesarios para fabricar las baterías y que en gran medida están ya en mano de los fabricantes chinos. Estos están aprovechando esta debilidad para ganar cuota de mercado en todo el mundo rápidamente.
Toyota, líder en electrificación
Toyota, que de eléctricos tiene cierta experiencia cuando fue la primera marca a nivel mundial en lanzar un vehículo híbrido hace más de 20 años, el Prius, ha agitado un poco más el ambiente de la electrificación con unas declaraciones de su presidente Akio Toyoda, nieto del fundador, que han removido los cimientos del automóvil actual.
Akio se ha defendido de cierto sector del automóvil que acusa a Toyota de ser una firma estancada en materia de electrificación, pues apenas cuenta con modelos 100 % eléctricos en su cartera de vehículos. Para ello, durante la rueda de prensa de la marca en el Salón de Tokio, lanzó dos frases épicas que pasarán a la historia del automóvil, dos misiles tomahawk contra sus rivales asiáticos y europeos que ponen en serias dudas sus planes para la próxima década.
«No dejaremos atrás a los amantes de los automóviles», «no cambies tu auto, cambia su motor» dos sentencias que representan una declaración de intenciones del grupo Toyota, que explica la existencia de serias dificultades para cumplir los programas de electrificación que ya se han puesto en marcha fundamentalmente en los Estados Unidos y en Europa.
Falta materia prima
Por un lado la escasez de materias primas, por otro la falta de demanda de los propios compradores que no ven nada claro invertir en una tecnología como es la eléctrica que no acaba de cuajar y por último la precaria red de recarga existente por el momento.
Tres barreras que han empujado a Toyota a buscar alternativas, por un lado seguir apostando por los vehículos híbridos tradicionales, tanto enchufables como no enchufables, pero incrementando su autonomía eléctrica de forma importante y por otro la electrificación de automóviles antiguos de gasolina y diésel mediante dos alternativas fundamentales.
Al contrario de lo que hicieron la mayor parte de los fabricantes presentes en el Salón de Tokio, Toyota no mostró ningún concepto de vehículo futurista, sino que aprovechó la ocasión para mostrar dos automóviles ‘viejos’ perfectamente electrificados aplicando dos de las soluciones en las que trabaja la marca actualmente.
Dos vías de trabajo
Por un lado mostró un Corolla Sprinter Trueno de 1983 al que había modificado el motor para poder funcionar con hidrógeno en lugar de gasolina, gracias a tres depósitos instalados en el maletero. Y también mostró un Corolla Levin al que había instalado el motor eléctrico de un pick up híbrido y el paquete de baterías de un híbrido enchufable en el maletero.
Dos soluciones que sin ser baratas representan una alternativa más económica a la absurda dinámica en la que han entrado los gobiernos que se plantean la renovación de todo el parque móvil actual por uno eléctrico en menos de una década, algo inviable tanto por parte de los propios compradores como de los fabricantes.
La electrificación de vehículos de gasolina y diésel sustituyendo su motor por uno eléctrico y un paquete de baterías se usa ya en el mercado de los clásicos desde hace años, fundamentalmente en el Reino Unido, con unos pack que cuestan en torno a los 21.500 dólares.