Aunque era un secreto a voces, finalmente ha quedado confirmado de forma oficial: el gigante japonés llevará a producción el deportivo eléctrico FT-Se Concept, que se presentó hace apenas unos días con motivo del Japan Mobility Show 2023. Los rumores apuntan a que la versión definitiva podría retomar la icónica denominación MR2, discontinuada en el año 2007.
El encargado de anunciar la esperada noticia ha sido Hideaki Iida, jefe de proyecto del Grupo de Diseño GR (GAZOO Racing) y diseñador del prototipo, el cual además ha dejado saber que llegará a partir de 2026, sin especificar una fecha exacta. «No podemos garantizar el año en sí, pero sí lo antes posible. A partir de 2026, lo puedo asegurar».
Iida también ha señalado que compartirá pack de baterías con el Lexus LF-ZC, un sedán de 4,75 metros de largo llamado a reemplazar a la actual generación del Lexus IS. En un principio, el vehículo rondará los 80 kWh de capacidad, logrando gracias a su elevada eficiencia una autonomía aproximada de 1.000 km bajo el ciclo chino CLTC; es decir, más de 800 km bajo el ciclo europeo WLTP.
Como no podía ser de otra forma, utilizará las nuevas celdas «Performance» de Toyota, que prometen un importante salto adelante en términos de rendimiento respecto a las empleadas en otros eléctricos de la compañía. La altura objetivo de estas baterías es de apenas 10 centímetros (5 centímetros menos que las del bZ4X), lo que permitirá desarrollar deportivos con carrocerías muy bajas.
El Toyota FT-Se Concept luce unas proporciones similares a las de un deportivo térmico de motor central, con un capó muy corto y una cabina adelantada. Sus rasgos son muy agresivos, con unos expresivos grupos ópticos verticales que «muerden» el perfil del paragolpes hasta el paso de rueda. No está claro si las generosas tomas de aire presentes en el frontal son funcionales.
Tiene además numerosos distintivos GAZOO Racing tanto por dentro como por fuera lo que deja claro que se ha ideado como un nuevo miembro de la familia deportiva de Toyota. De hecho, esa parte trasera tan sugerente que está definida por unos pilotos muy finos y un difusor de grandes proporciones, ni siquiera lleva el logo de Toyota ya que los tres óvalos han sido reemplazados por una insignia “GR” que también hace acto de presencia en las aletas delanteras y en el volante.
El interior está protagonizado por un volante de tipo «yoke», lo que lleva a pensar que equipa la dirección by-wire One Motion Grip ya vista en el Lexus RZ 450e, una tecnología que Toyota planea estandarizar en sus futuros modelos eléctricos. La instrumentación sobreelevada recuerda al bZ4X; además, el conductor dispone de dos displays adicionales a ambos lados.
De esta forma la marca dice que la cabina ofrece “controles intuitivos y una experiencia de conducción más inmersiva”, añadiendo además unos apoyos para las rodillas de nuevo diseño, los cuales “protegen el cuerpo de las fuerzas G durante la conducción”, al igual que los modernos asientos Recaro de fibra de carbono y tapizado en alcántara color azul. Ese mismo color se aplica con un tejido especial en los paneles de las puertas, la parte inferior del tablero y la consola central.